Los
7 líderes de la comunidad bahá'í de Irán encarcelados por motivos religiosos
cumplen cinco años en prisión de los veinte a los que han sido
condenados
En el
quinto aniversario del injusto encarcelamiento de los siete líderes bahá’ís en
Irán, la Comunidad Internacional Bahá’í ha lanzado una campaña para pedir su
inmediata liberación, y para llamar la atención sobre la situación de los
derechos humanos en Irán.
«Los
siete líderes bahá’ís, que son inocentes, fueron encarcelados injustamente hace
cinco años únicamente por sus creencias religiosas», dijo Bani Dugal, la
representante principal de la Comunidad Internacional Bahá’í ante las Naciones
Unidas.
«El arresto con falsos cargos de los siete líderes
bahá’ís, su injusto encarcelamiento y el severo maltrato durante su detención,
son ejemplos significativos del sufrimiento de la comunidad bahá’í iraní en
conjunto y, sobre todo, de la situación de cientos de otros presos de
conciencia inocentes que han sido encarcelados por sus creencias», afirmó la
Sra. Dugal. «Sus largas condenas reflejan la determinación del gobierno
por oprimir a la comunidad bahá’í de Irán, la mayor minoría religiosa no
musulmana del país».
Desde su
detención, los siete –cuyos nombres son Fariba Kamalabadi, Jamaloddin Khanjani,
Afif Naeimi, Saeid Rezaie, Mahvash Sabet, Behrouz Tavakkoli y Vahid
Tizfahm– han sido objeto de un procedimiento judicial totalmente corrupto
que ha hecho caso omiso de las exigencias internacionales en materia de
derechos humanos y protecciones legales.
Durante
su primer año de arresto no les informaron de ningún cargo y no tuvieron acceso
prácticamente a sus abogados, entre los que se encuentra la Premio Nobel de la
Paz, Shirin Ebadí. El juicio, a puerta cerrada, demostró parcialidad extrema
por parte de los fiscales y jueces y estuvo basado en pruebas inexistentes.
Hoy en
día los siete soportan unas duras condiciones en dos de las prisiones de peor
reputación de Irán. Los cinco hombres están encarcelados en la prisión de
Gohardasht en Karaj, una instalación conocida por su hacinamiento, su falta de
higiene y su peligroso entorno. Las dos mujeres permanecen en la prisión de
Evin de Teherán, un lugar conocido, desgraciadamente, por ser habituales los
brutales interrogatorios y las torturas.
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